domingo, 9 de agosto de 2015

Danilo Ahora se Enfoca y Pone el Ojo en Partidos Aliados

El presidente Medina trata de apuntalar todas sus opciones para 2016, las políticas sobre todo para complacer a sus aliados del Bloque Progresista, que alegan han sido ignorados durante los últimos tres años, y también en la gestión del doctor Fernández.
Medina tendría que complacer a ese grupo de partidos políticos que no tiene otra opción que seguir aliado al PLD, para añadir los puntos que podrían hacer la diferencia en un triunfo de primera vuelta, y sobre todo legitimidad frente a los incrédulos.
Los incrédulos están en el país y en el exterior, entre gobiernos y organizaciones internacionales que están acostumbrados desde que se iniciaron los procesos electorales en 1962, a que los que pierden las elecciones, declaran de antemano fraude.
Más que el presidente Medina, algunos funcionarios han “fallado” con los aliados. Uno de ellos, quien se atribuye ser el llavero de la residencia presidencial, botó al hermano de un dirigente aliado. No han valido las diligencias para que pueda ser repuesto.
Medina puede llevarse bien con los políticos porque conoce mejor que nadie sus ambiciones y lo que quieren del Estado; es más difícil lidiar con los empresarios y conseguir que ellos comprendan “que los bajos salarios son fuente de desigualdad”.
De esto último les habló el miércoles el gobernante cuando recibió una amplia delegación para juramentar al consejo consultivo de la Iniciativa para la Productividad y la Competitividad Nacional, un anhelo de la clase empresarial.
Los empresarios, salvo excepciones que tienen conciencia social avanzada, regularmente se oponen a los aumentos salariales, a la mejoría de la condición de vida de sus trabajadores y al alivio de las zonas donde viven y están sus clubes de recreación.
En tres años a punto de cumplirse, Medina ha convencido a los empresarios de que puede garantizar sus intereses, respetar las reglas para el incentivo de los negocios y celebrar con ellos por sus ganancias, expuestas voluntariamente en los informes.
Bajo Medina el empresariado no puede quejarse de la largueza del régimen, que ha ofrecido los incentivos aún más allá de lo posible, aunque ello acarree críticas de sectores que pudieran verlo demasiado a favor del sector y menos de trabajadores y consumidores.
Con el sostén de esas premisas, se diría que el presidente tiene suficiente calidad moral para reclamar por los trabajadores, que son el grueso de quienes aprueban ampliamente su gestión según dicen las encuestas, pero que alegan no ser beneficiados.
Revivir el Bloque Progresista
Medina se propondría revitalizar el Bloque Progresista, que integra una docena de partidos minoritarios. Para la campaña del 2016 se cree que tendrá la notable ausencia del Frente Nacional Progresista, cuyos dirigentes renunciaron del gobierno en abril pasado.
La compensación que tiene para Medina esa salida es el ingreso como aliados del Partido Revolucionario Dominicano y el Partido Reformista Socialcristiano, el último de ese dúo en una brega de dirigentes que se estima terminará de acuerdo con el régimen.
El aporte electoral que ofrece el PRD no parece posible contabilizarlo simplemente; fue en un momento el partido más importante del país en tiempos de su líder doctor Peña Gómez, el dominador de las calles, y gobernó en 1978-1986, y 2000-2004.
De sus viejos líderes solamente sobrevive el expresidente Hipólito Mejía, gobernante en ese último período. Desde la fecha, el PLD, con el doctor Fernández y Medina, ha mantenido firmemente el inquilinato del Palacio Nacional.
El PRD se dividió definitivamente en agosto del año pasado con la fundación del Partido Revolucionario Moderno, que tiene como líderes al expresidente Mejía y al actual candidato presidencial Luis Abinader, quien disputará el puesto al presidente Medina.
Ganar con mayoría
Aunque Medina crea que ganará las elecciones en primera vuelta frente al opositor PRM y un pequeño bloque opositor todavía en ciernes, su empeño radica en obtener una vasta mayoría, una baja abstención y agrupar el mayor número de partidos.
Con una crisis diplomática con Haití que va para largo, el gobernante reeleccionista entendería que un triunfo con el respaldo de la mayoría de los partidos del país le dará significado de legitimidad frente a las sospechas de que pudiera haber abuso del estado.
El presidente se enfrenta al descreimiento nacional ante los políticos, que se estima van a los puestos a buscar beneficio para ellos y, si sobra, para la militancia. Contra esa percepción es poco lo que puede hacer porque sus adversarios lo acusan de lo mismo.
Medina tiene el tema de la corrupción en la Administración Pública que no ha disminuido según los críticos. Recientemente despidió al director de la Oficina de Obras del Estado, Miguel Pimentel Kareh, y a Pedro Corporán, director del Instituto de Cooperativas.
Los dos fueron mencionados en casos escandalosos de corrupción. No se sabe si por propia iniciativa o mediante alguna institución, esos casos llegarán a los tribunales. Pimentel Kareh tiene uno pendiente y Corporán una querella de la cooperativa Coofalcondo.  
Los cínicos se burlan de la noción dominicana de que los funcionarios que cometen actos de corrupción simplemente son destituidos, una queja compartida en los países de Centroamérica donde el reemplazo no llega hasta las “caletas” que albergan en residencias y apartamentos los beneficios de negociados imposible de colocar en certificados y cuentas bancarias.
Se trata del mismo caso de los narcotraficantes y lavadores de activos que son condenados por los jueces a penas benignas, conmutadas por cumplimiento parcial  y mandados a sus casas. Con la vergüenza perdida en el país y el enriquecimiento como fin, hacen buen negocio.
 ((Aunque Medina crea que ganará en primera vuelta frente al PRM y un pequeño bloque opositor, su empeño radica en obtener vasta mayoría, baja abstención y unir a más partidos.
Extraído de: http://www.listindiario.com/la-republica/2015/08/09/383562/danilo-pone-el-ojo-en-aliados

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