sábado, 20 de octubre de 2018

Leonel o Hipólito: evidencia de la ignorancia de un pueblo / el vino nuevo en odre viejo se daña o rompe el odre / lo caducado y expirado se quita del camino para no obstaculizar la generación venidera, nuestra juventud está bien preparada y capacitada para dirigir los destinos de Rep. Dominicana.



Los pueblos y naciones que no fomentan y practican el tema esencial de la
auto-renovación, están simplemente determinados a un deterioro que de seguro degenerará en sepultarlos, pues la existencia humana así como el cosmos en sentido general, está compuesto y determinado por ciclos, estaciones y épocas, entre otros factores derivados del tiempo, cada ciclo contiene en sí, la responsabilidad de habilitar el ambiente o camino al ciclo venidero que le ha de suceder y sustituir, cuando por error uno de estos sólo se centra en sí mismo, el ambiente, ya sea geográfico, económico, político, religioso, o del índole que sea, es evidentemente desconocido o incierto, así como impredecible.

Los dominicanos sabemos mucho de incertidumbres, de hecho, vivimos en ella, especialmente en lo que respecta a la política de estado que ciclo tras ciclo experimentamos, sí, nuestros pueblos y en gran medida el estado como tal, lamentablemente nos ha venido dirigiendo por el camino de la incertidumbre, al punto en que ya la vemos como normal o como si no existiera otro patrón paradigmático que nos conduzca por un sendero diferente, que nos permita albergar  la certeza de que hay algo mejor al final del camino emprendido.

Las exponencias sobre darle espacio a las nuevas generaciones, dicho de otra manera, de abrirle paso a la juventud en la política, así como en la aplicación de las políticas públicas del estado dominicano, no son más que discursos que se oyen bien, estamos en medio de una nación envejecida y repleta de lideres recalcitrantes en sus ideales, se niegan a ser reemplazados, removidos o retirados de la palestra que les bordea, y una nación o pueblo en tesituras así está determinado al fracaso, al estancamiento y al maldito subdesarrollo en el que nacimos y nos mantenemos aún.

Es una necedad la pretensión de envejecer y añejar un vino nuevo en odres viejos cuando lo hacemos de esa manera funesta, es evidente que uno de los dos o ambos, se echarán a perder, o el vino se pondrá agrio y amargará; o el odre se agrietará al punto en que desparramará todo el contenido. Es una insensatez pretender que las personas que conocemos como nuestras autoridades y que la han ejercido por décadas, nos podrán sacar de la inmensa diversidad de atolladeros en la que innumerables provincias, municipios, distritos municipales, sesiones, parajes y bateyes de nuestro país se encuentran, solo pensarlo, constituye una fe vana y una utopía mayúscula, tenemos que renovarnos, hay que cambiar y modificar muchas de las etiquetas, logos y emblemas ya caducados  y expirados; hay que darle real paso a la juventud y a la nueva generación.

En torno a la política nacional yo me pregunto, ¿qué rayos hacen Leonel Fernández e Hipólito Mejía buscando la nominación presidencial del país habiendo ambos sido presidentes de la República Dominicana, tres períodos y un período, respectivamente?, ¿Qué es lo que quieren?, si lo hicieron bien: perfecto, para eso fue que les pagamos; si lo hicieron mal: irónicamente digo bien, se salieron con las suyas, están ricos, con poder y sobretodo, están sueltos “en libertad” pero ya, ya estuvo bueno, quítense del camino porque estorban el paso a la nueva generación, ya basta, ubíquense en el lugar adecuado, oríllense y no nos hagan en la política lo mismo que en el transito nos hacen los dirigentes choferiles que se creen ser dueños del país, impedirnos transitar nuevos senderos. 

En lo que tiene que ver con lo local, provincianos y pueblerinos, en muchas de nuestras provincias y pueblos “el sazón huele igualito”, tenemos un grupo de senadores que en su mayoría ocupan el puesto legislativo por décadas, entiéndase bien, por decenas de años, lo mismo pasa con los diputados, y en el mundo de las alcaldía el panorama es igual y empeorando. Los habitantes de nuestros pueblos se quejan porque no avanzan ni se desarrollan pero tienen un senador por 14 años, diputados hasta por 20 y síndicos y regidores hasta por 24 años dirigiéndoles, si todo está bien, muy bien, entonces sigamos con ellos; si las cosas están marchando mal, entonces hay que cambiarlos.


Vuelvo y pregunto, ¿Cuántos años tiene la provincia La Altagracia con el mismo senador y la misma alcaldesa; Amable Aristy Castro y su hija Karina Aristy, respectivamente?, ¿Cuántos años tiene La Vega con el mismo senador y uno que otro diputado?, ¿Cuántos años tiene Dajabón con la misma senadora?, ¿Cuántos años tienen algunas circunscripciones y municipios con los mismos diputados?, entre otras. Cualquier persona sin ser muy inteligente, al ver tal escenario deduce que en esos pueblos simplemente no hay más nadie con la capacidad de manejar dichas posiciones, que tontería!.

República Dominicana es un país repleto de hombres y mujeres con talentos extraordinarios, cerebros bien acomodados, inteligencia muy bien desarrollada, y con las más honestas intenciones y decisiones de trabajar por el bien de las mayorías; pero los viejos en el medio obstaculizan e impiden la llegada de éstos al punto de destino que nos reencausaría al sendero correcto, utilizando un paradigma moderno y con las herramientas útiles para esta generación en que nos encontramos en la estación del tiempo.

El caso de la ciudad de El Seibo en torno a su municipalidad es la gota que rebosa el vaso, las acciones que actualmente ejecuta la gestión municipal y la forma en que se conduce respecto al manejo de informaciones que son de carácter público, es simplemente indecible y no tienen parangón, han avergonzado tanto a la población de allí, que hasta los mismos partidarios y correligionarios del alcalde municipal expresan lo avergonzados que están por su gestión, sin embargo, ese señor ha sido síndico municipal en tres ocasiones.

Por: Jochy Hernández.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario