Los pueblos y naciones que no
fomentan y practican el tema esencial de la
auto-renovación, están
simplemente determinados a un deterioro que de seguro degenerará en
sepultarlos, pues la existencia humana así como el cosmos en sentido general,
está compuesto y determinado por ciclos, estaciones y épocas, entre otros
factores derivados del tiempo, cada ciclo contiene en sí, la responsabilidad de
habilitar el ambiente o camino al ciclo venidero que le ha de suceder y
sustituir, cuando por error uno de estos sólo se centra en sí mismo, el
ambiente, ya sea geográfico, económico, político, religioso, o del índole que
sea, es evidentemente desconocido o incierto, así como impredecible.
Los dominicanos sabemos mucho de
incertidumbres, de hecho, vivimos en ella, especialmente en lo que respecta a
la política de estado que ciclo tras ciclo experimentamos, sí, nuestros pueblos
y en gran medida el estado como tal, lamentablemente nos ha venido dirigiendo
por el camino de la incertidumbre, al punto en que ya la vemos como normal o
como si no existiera otro patrón paradigmático que nos conduzca por un sendero
diferente, que nos permita albergar la
certeza de que hay algo mejor al final del camino emprendido.
Las exponencias sobre darle
espacio a las nuevas generaciones, dicho de otra manera, de abrirle paso a la
juventud en la política, así como en la aplicación de las políticas públicas
del estado dominicano, no son más que discursos que se oyen bien, estamos en
medio de una nación envejecida y repleta de lideres recalcitrantes en sus
ideales, se niegan a ser reemplazados, removidos o retirados de la palestra que
les bordea, y una nación o pueblo en tesituras así está determinado al fracaso,
al estancamiento y al maldito subdesarrollo en el que nacimos y nos mantenemos
aún.
Es una necedad la pretensión de
envejecer y añejar un vino nuevo en odres viejos cuando lo hacemos de esa
manera funesta, es evidente que uno de los dos o ambos, se echarán a perder, o
el vino se pondrá agrio y amargará; o el odre se agrietará al punto en que
desparramará todo el contenido. Es una insensatez pretender que las personas
que conocemos como nuestras autoridades y que la han ejercido por décadas, nos
podrán sacar de la inmensa diversidad de atolladeros en la que innumerables
provincias, municipios, distritos municipales, sesiones, parajes y bateyes de
nuestro país se encuentran, solo pensarlo, constituye una fe vana y una utopía
mayúscula, tenemos que renovarnos, hay que cambiar y modificar muchas de las
etiquetas, logos y emblemas ya caducados
y expirados; hay que darle real paso a la juventud y a la nueva
generación.
En torno a la política nacional
yo me pregunto, ¿qué rayos hacen Leonel Fernández e Hipólito Mejía buscando la
nominación presidencial del país habiendo ambos sido presidentes de la
República Dominicana, tres períodos y un período, respectivamente?, ¿Qué es lo
que quieren?, si lo hicieron bien: perfecto, para eso fue que les pagamos; si
lo hicieron mal: irónicamente digo bien, se salieron con las suyas, están
ricos, con poder y sobretodo, están sueltos “en libertad” pero ya, ya estuvo
bueno, quítense del camino porque estorban el paso a la nueva generación, ya
basta, ubíquense en el lugar adecuado, oríllense y no nos hagan en la política
lo mismo que en el transito nos hacen los dirigentes choferiles que se creen
ser dueños del país, impedirnos transitar nuevos senderos.
En lo que tiene que ver con lo
local, provincianos y pueblerinos, en muchas de nuestras provincias y pueblos “el
sazón huele igualito”, tenemos un grupo de senadores que en su mayoría ocupan
el puesto legislativo por décadas, entiéndase bien, por decenas de años, lo
mismo pasa con los diputados, y en el mundo de las alcaldía el panorama es
igual y empeorando. Los habitantes de nuestros pueblos se quejan porque no
avanzan ni se desarrollan pero tienen un senador por 14 años, diputados hasta
por 20 y síndicos y regidores hasta por 24 años dirigiéndoles, si todo está
bien, muy bien, entonces sigamos con ellos; si las cosas están marchando mal,
entonces hay que cambiarlos.
Vuelvo y pregunto, ¿Cuántos años
tiene la provincia La Altagracia con el mismo senador y la misma alcaldesa;
Amable Aristy Castro y su hija Karina Aristy, respectivamente?, ¿Cuántos años
tiene La Vega con el mismo senador y uno que otro diputado?, ¿Cuántos años
tiene Dajabón con la misma senadora?, ¿Cuántos años tienen algunas
circunscripciones y municipios con los mismos diputados?, entre otras.
Cualquier persona sin ser muy inteligente, al ver tal escenario deduce que en
esos pueblos simplemente no hay más nadie con la capacidad de manejar dichas
posiciones, que tontería!.
República Dominicana es un país
repleto de hombres y mujeres con talentos extraordinarios, cerebros bien
acomodados, inteligencia muy bien desarrollada, y con las más honestas
intenciones y decisiones de trabajar por el bien de las mayorías; pero los
viejos en el medio obstaculizan e impiden la llegada de éstos al punto de
destino que nos reencausaría al sendero correcto, utilizando un paradigma
moderno y con las herramientas útiles para esta generación en que nos
encontramos en la estación del tiempo.
El caso de la ciudad de El Seibo
en torno a su municipalidad es la gota que rebosa el vaso, las acciones que
actualmente ejecuta la gestión municipal y la forma en que se conduce respecto
al manejo de informaciones que son de carácter público, es simplemente
indecible y no tienen parangón, han avergonzado tanto a la población de allí,
que hasta los mismos partidarios y correligionarios del alcalde municipal
expresan lo avergonzados que están por su gestión, sin embargo, ese señor ha
sido síndico municipal en tres ocasiones.
Por: Jochy Hernández.
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