Canto a la sabiduría que libró mis sentimientos
Por: Jochy Hernández
Tras las encrucijadas que atravesé para salir del caos de migajas regadas por la ruptura de mi caparazón destruido por el impetuoso golpe del adiós que emprendí, observé las ruinas de mi fortaleza, el desquebrajamiento de los muros que alguna vez me protegieron y ya no existían más.
Expuesto a su garganta envenenada, vulnerable a las flechas neurotoxicas de amor irreal con atuendo de sabiduría que ella nunca poseyó, cerré mis ojos intervenidos por afluentes de lágrimas furiosas que caían entre rezos y súplicas al celestial, clamandole que la colmara del bien más costoso y a la vez incomprable, inteligencia.
Me miré, hablé con lógica y razón a mis sentidos y éstos me oyeron, observate, mírate, me dijeron, ¿acaso estás ciego?, preguntaron ellos, ¿ves los restos de lo que crees es el fin de tus sentimientos?, venid, escuchad atentamente el consejo de la sabiduría y las exponencias de la inteligencia, las migajas que ahí tiradas al suelo ves, caídas de tu cuerpo al momento de tu coraza ser destruida, esas migajas, ese caparazón, esa coraza nunca fue tuya, jamás te protegió de algo o de alguien, de hecho, tú fuiste quien le protegió, le diste honra que nunca tuvo, izaste su frente que siempre rozó el suelo, limpiaste las arrugas de su interior y ya se sintió fuerte, libre, vigorosa y con orgullo, así que fue su tiempo de partir.
Ciclos se repiten, costumbres nunca cambian, épocas van y vienen, la vida es un vaivén de acontecimientos hinospitos en quienes no poseen el don de la paciencia, la plegaria por la sabiduría y la búsqueda de la inteligencia, valores estos que el corazón en la piedra de metal que rompió tu coraza desconoce, agudiza tus sentidos, me dijo la sabiduría, profundiza tu visión, me susurró la inteligencia, ¿puedes ver?, cuestionaron ambas, sí, contesté, ¿qué ves?, preguntó el tiempo, veo lo que soy, ¿y qué es lo que eres?, irrumpió el conocimiento, una semilla, una semilla hábil para nacer, crecer y dar frutos, dije; sí, sí, sí, sí, estridentemente chirrearon todos al mismo tiempo, bien has visto, volvió a susurrar la inteligencia a mi oído.
Las piedras existen en diversas estructuras y compuestos, las hay de mármol, preciosas, areniscas, cuarcitas, calizas y más, todas ellas son autóctonas y naturales; más la de metal no es piedra en realidad, es sólo la hechura de las circunstancias e intenciones destructoras del humano, su origen es de venganza, devastación y maldad, no hay vida de ningún tipo en su interior, es hecha a la imaginación de lo que se quiere proyectar; no se adecua a nada natural, es solo un utensilio como lo fue para ti, me dijo el tiempo, un utensilio para quitar el peso sobre tus ombros y que el viento te arrastre a la tierra fértil preparada para tu fotosíntesis, allí, allí has de germinar y darás sombra y alimento a quien al igual que Tú la paciencia le es determinante, a aquella que día tras día aguarda la benevolencia de la sabiduría, atesora la vitalidad de la inteligencia, la prioridad y determinación del tiempo, y el consejo sano del conocimiento.
Fijé mis ojos en la insolente Peña forjada por bisturíes ardientes y con la serenidad que adorna a los sabios exclamé las prosas de JC Defilló y dije, no tienes alma, Tú tienes una cara bonita con una miradita deliciosa y tienes una boca linda, tu pelo tiene aroma de rosas, la gente mira cuando pasas, Tú tienes todas las cosas; todo bien al parecer pero tienes el alma vacía, sin saber como querer estás como muerta en vida. Más es y estás en tu naturaleza, nunca fuiste, ni eres ni serás más que eso, bonita y sin alma.
con rostros sonrientes mis receptores, la sabiduría, la inteligencia, el conocimiento, el tiempo, la paciencia y la razón, todos aprobaron mi exponencia.
Por: Jochy Hernández
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